viernes, 5 de abril de 2013

El susto que me he dado esta mañana o cómo la lampara de mi cuarto nos puede ayudar a entender las emociones y la empatía

Esta mañana estaba en la cama y me he despertado sin venir a cuento. Los juegos de sombras de mi habitación me han llevado a tener una percepción errónea de forma transitoria, una de esas que llevan a una reacción frigorífica, digo terrorífica. Parecía como si allí, al lado mismo de donde yo me encontraba, hubiese otra persona conmigo. Mi corazón se aceleró y fui capaz de apreciar cómo contenía la respiración. De repente la figura desapareció ante mí, y pude comprobar cómo los estímulos que me habían provocado la ilusión eran unas cortinas y una lámpara que en la oscuridad resultaban de lo más intimidatorias, sobre todo si erróneamente uno las percibe como una persona extraña. En poco tiempo mi ritmo cardíaco volvió a la normalidad y la sensación de susto desapareció junto con la aparición de la nueva interpretación.

Lo cual me plantea de nuevo la siguiente pregunta, ¿es la realidad lo que nos provoca la emoción o la interpretación que hacemos de la misma?¿Siempre es necesario que exista cognición para que se produzca una reacción emocional? ¿Cognición entendida como percepción, proceso en el cual también toma parte nuestro aprendizaje y memoria, o nos referimos a otro tipo de procesos? Aquí podemos encontrar un vídeo interesante que aborda el tema desde un prisma teórico, está muy entretenido…



Algunas preguntas de reflexión…¿pueden algunos sesgos perceptivos como el sesgo actor-observador llevarnos a interpretar de forma inadecuada la realidad y llevarnos así a emociones y conductas que afecten a nuestra vida social? ¿Puede el hecho de ejercitar la empatia cambiar la interpretación y así nuestras emociones y nuestra conducta?¿Puede esto contribuir a nuestro bienestar?

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