lunes, 15 de abril de 2013

Dos puntos para la reflexión

El otro día estaba jugando a frontenis y le di mal a la pelota de tal forma que perdí el tanto, lo que no me hizo mucha gracia. Casi entra pero por poco se quedó fuera.

Al momento siguiente volví a perder el tanto, pero esta vez cuando la pelota salió, lo hizo por encima del frontón, de tal modo que estuvo a punto de irse fuera. Cuando esto ocurre hay que ir a buscar la pelota y (si es que uno la encuentra) traerla.

Esta segunda vez había perdido también el tanto, pero mi reacción fue muy diferente de la que había tenido unos momentos antes, esta vez estaba profundamente aliviado porque había estado a punto de irse fuera la pelota y me había librado de ir a buscarla por los pelos.

Perder un tanto jugando al frontón nos puede sentar de forma diferente si la alternativa en la que centramos nuestra atención es mejor o peor. Si lo que pensamos es “menos mal que no se fue fuera” estaremos más contentos que si nos centramos en que “estuvo a punto de entrar pero no lo hizo”.

Esto es algo que me pasó a el otro día en un partido, es decir, me pasó de verdad y mi reacción es como os la cuento. ¿Qué puede decirnos sobre nuestra psicología un tanto perdido?

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